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Los malos hábitos orofaciales y su relación cono el desarrollo de las funcionas orofaciales: deglución, masticación, respiración y habla.

05/05/2021

Los malos hábitos orales (MHO) adquiridos desde la infancia pueden ser la causa de muchas de las anomalías que encontramos a los órganos bucofonatorios: labios, dientes, paladar, maxilar, etc.

¿Que son los malos hábitos orales?

Entendemos como hábito la repetición de un acto, que empieza siendo consciente hasta que se vuelve inconsciente. Estos hábitos pueden repercutir de forma positiva o negativa en nuestro cuerpo.

Del mismo modo, cuando hablamos de los hábitos orales, los hay favorables y desfavorables. Se trata de costumbres que tienen que ver con nuestros órganos bucofonatorios. Por ejemplo, adquirir el hábito de respirar por la nariz o por el contrario instaurar el hábito de respirar por la boca. El primero será un buen hábito para el desarrollo de las diferentes estructuras. En cambio, si la respiración habitúa a ser por la boca, estaremos hablando de un MHO, puesto que éste repercutirá de forma negativa en diferentes órganos y estructuras como el paladar, la lengua, los labios, etc.

Los malos hábitos orales pueden alterar la estructura, el funcionamiento y la estética facial de la persona que los adquiere, puesto que estos interfieren en el crecimiento y desarrollo craneofacial.


¿Cómo podemos detectar los MHO?

Os hablaremos de los malos hábitos orales que encontramos más a menudo. Estos se clasifican en: hábitos por interposición, por succión, onicofàgia o respiración oral.

1) Interposición lingual, labial y/o de objetos.
Hablamos de interposición lingual, cuando encontramos la lengua colocada en una posición baja y entre las arcadas dentales. La posición correcta de la lengua es a los alveolos, es decir, a las “arruguetes” que hay detrás de los dientes de arriba.

También hablaremos de un MHO cuando el niño o niña tiene la costumbre de ponerse cosas en la boca como pueden ser el lápiz, la ropa (las mangas o el cuello del jersey, la mantita, etc.), así como el abuso de chupetes y/o biberones, etc.

IMPORTANTE!!! Estos MHO tienen consecuencias negativas, el hecho de que la lengua no esté colocada en su lugar, puede ocasionar alteraciones en el desarrollo de las piezas dentales, del maxilar y otras estructuras como el paladar. Esto repercutirá en el desarrollo de las funciones, con probabilidad de presentar deglución disfuncional (atípica) y frecuentemente alteraciones en el habla, por la producción de sonidos como la /s/, /t/ y la /d/, entre otros.
2) Succión digital y/o de objetos.
La succión es el mecanismo mediante el cual, los niños, se nutren, pero también con el que interaccionan con el medio y lo exploran. Con la aparición de los dientes, es va cambiando esta función, por la masticación y este hábito tiene que desaparecer. Primero desaparecerá la succión no nutritiva y más adelante la relacionada con la alimentación, si no estaremos hablando de un MHO.

IMPORTANTE!!! La succión de dedos, chupetes, labios u otros objetos, más allá del año de vida del niño o la niña, harán que la lengua se posicione baja y avance y alterará el equilibrio muscular de las estructuras, así como alterará también la forma del paladar, ocasionando un paladar alto y estrecho. Además, la succión crea presiones intraorals que también afectan al desarrollo y crecimiento.
3) Onicofagia.
O lo que es el mismo, morderse las uñas; esto hace que la mandíbula se anteriorice. Este acto repercute sobre todo en el desarrollo de la articulación temporo-mandibular.
4) Respiración oral
También será un MHO cuando observamos que el niño respira por la boca de forma continuada. Para poder respirar por la boca, será necesario que esta se mantenga abierta, si la boca está abierta los labios no están cumpliendo con su función de sellado y todos los músculos del alrededor, tampoco hacen su función. Si respiramos por la boca, también se vuelve imposible mantener la lengua a las “arruguetes” de las que hablábamos antes.

Este hábito se puede instaurar por diferentes motivos como: obstrucciones nasales recurrentes, desvío del tabique nasal, carnots o amígdalas muy grandes.

Debido a la gran repercusión e impacto que tienen los MHO sobre el futuro desarrollo de la deglución, la masticación, el habla y la respiración, es importante poder detectarlos a tiempo cuando aparecen, antes de que estos modifiquen la estructura ósea y muscular y como consecuencia se alteren las funciones (deglución, habla, respiración, etc.).

Hay que tener presente que cuando hay una alteración de la función debida a un MHO, es imprescindible modificar el hábito para poder mejorar la función.


El logopeda, mediante la terapia miofuncional es el encargado de la prevención, la evaluación, la detección y el tratamiento de estas disfunciones.

Sandra Almirón Sánchez
logopeda
Nº col. 50201


Bibliografía:

Villanueva, P. (2014). Detección de malos hábitos orales: ¿cómo evaluar?. En: Susanibar F, Marchesan I, Parra D, Dioses A. Tratado de evaluación de motricidad orofacial y áreas afinas.   Madrid: Editorial EOS

Korb L, Rodrigues R, De Lucas G, Berretin-Felix G. Tratamiento fonoaudiológico en casos ortodónticos. En: Moya M, Susanibar F, Valdés C. Evaluación e intervención logopédica en motricidad orofacial y áreas afinas. Madrid: Editorial GiuntiEOS; 2019.